Desconfianza de la información

Cada día llueve un aluvión de información. Yo soy desconfiada de toda ella. No creo nada de lo cuentan. Primas de riesgos.
Quizás todo sea un macabro juego de los países poderosos donde intentan conocer hasta donde aguantaran las economías más débiles.
Todo está en peligro y yo desconfío de todos. Y primeramente, de la información.

Todos son iguales

Cada vez hablo más de política, creo en ella menos y me preocupa.
En Andalucía los mismos que criticaban los recortes (Psoe) lo llevan a cabo. Sus aliados son los que gritaban ¡Relébate! o sea, Izquierda Unida, que ahora si le parecen bien. En Asturias a UPyD se le ve el pelo y están deseando rozar el poder. De todas formas un partido con una sola cara, la de Rosa Díez, nunca va a llegar a nada.
Del Partido Popular ya he dicho lo que pensaba de sus promesas rotas.
¿Que nos queda ahora?
Nada.

Mentiras arriesgadas

Difícil terreno el que pisa nuestro presidente del Gobierno.
Entra con mal pie, con el de las mentiras. España necesitaba un cambio y quizás no habría necesitado de las mentiras para convencer:
- No voy a subir los impuestos.
- No se va a permitir el copago.
- El Iva no se va a subir.
Ahora tiene el descrédito de la oposición (por cierto, que empezaron a ejercerla desde antes de perder, en el debate televisado) y el de los suyos propios, que asisten cabizbajos a tan bochornoso espectáculo.
No se direje el señor Rajoy a los ciudadanos y no le explica porqué hay que hacer eso y por qué mintió en campaña.
Más de lo mismo.